viernes, 17 de febrero de 2012




Romina Paula: LA DUEÑA DE LA PALABRA.

Es actriz, pero también escribe , dirige sus obras y publicó una primera novela. Acaba de estrenar "Algo de ruido hace".


Juan José Santillán ESPECIAL PARA CLARIN


Los últimos dos años han sido vertiginosos para Romina Paula. Por necesidad o por azar, aún no lo puede precisar del todo, dirigió su primera obra, Si te sigo muero basada en poemas de Héctor Viel Temperley. Luego, como actriz, protagonizó la película La punta del diablo, de Marcelo Paván. También escribió y publicó ¿Vos me querés a mí?, "una novelita", dice para desmarcarse del peso que significa ocupar un lugar en ese género como autora. Pero, además, acaba de estrenar su segundo trabajo como directora en el Espacio Callejón, Algo de ruido hace, obra —dice al pasar— que fue programada para participar del próximo Festival Internacional de Buenos Aires, en setiembre. Con 28 años, Romina Paula ingresó veloz a la carretera del teatro, y también de la literatura, donde quema etapas con intuición y buena dosis de adrenalina.

"Me da mucho pudor decir que soy actriz, directora o dramaturga", reconoce, de entrada. "Es que son palabras definitorias, muy fuertes. Realmente no sé cómo definiría mi lugar en el teatro. O también en la escritura. Tengo claro que entré al teatro por la actuación y las obras que estrené fueron escritas desde ese lugar: pensando como actriz. Pero a la vez, a través de los procesos y los trabajos, me veo cada vez más involucrada en la dirección". Justamente estos movimientos por varias zonas fundamentales del oficio teatral, vuelven interesante el desarrollo de Romina Paula. Ella elige transitar lugares de búsqueda pero también de acciones concretas: prueba y error, dentro del medio. En ese camino es que se define la identidad de sus trabajos.

Paula nació en Olivos y se crió en Capital. Comenzó a estudiar con Alejandro Catalán, Ricardo Bartís y Pompeyo Audivert. "De esa formación fue fundamental la preparación de escenas con Bartís y Catalán porque te ves escribiendo y pensando desde otro lugar. Y eso te forma una mirada muy ligada a la dirección".

En las clases con Catalán salió el grupo de actores que integran el elenco de Algo de ruido hace. "Los chicos se juntaron y me convocaron para que escribiera y dirigiera la obra. Lo único que ellos tenían en claro, como punto de partida, era la historia de dos hermanos y la visita de una prima. Desde ahí escribí la obra. Fue un proceso largo, que duró un año y cuatro meses. Durante todo ese tiempo tuve la posibilidad de escribir y probar mucho los diálogos en los ensayos".

Uno de los tópicos más recurrentes del circuito teatral del off porteño es, casi hasta la saturación, la "familia disfuncional". El último trabajo de Paula va por esa línea: el reencuentro de tres integrantes de una familia en una pequeña casa cerca de la playa. Ella defiende la elección de la línea dramática. "Creo que, generacionalmente, en nuestras propuestas tendemos a tocar temas que se van hacia lo íntimo. Cada vez es más difícil referir en una obra al espacio público, político o ideológico. Aunque lo ideológico, en ésta, nuestra decisión de hablar de la familia, también está presente. Creo que como generación hablamos de lo que tenemos cerca: la familia". Paula también tuvo un breve paso por la televisión. "Hice un bolo en El tiempo no para, donde interpretaba a la niñera de la hija de Valentina Bassi. Tenía poca participación que se limitaban a decir cosas como la nena no pudo dormir. Pero igualmente me sirvió para ver de cerca el modo en que se produce en ese medio".

El camino inquieto de Romina Paula sigue con una obra que forma parte del ciclo de semimontados del Instituto Goethe, donde directores argentinos ponen en escena obras de dramaturgos de lengua alemana. Paula trabajará con Ciego de noche, un material de la joven dramaturga suiza Darja Stocker. "Es la historia de otra familia disfuncional —dice—, pero con una escritura y una mirada totalmente distinta. Stocker es una figura que en Alemania esta muy bien definida. Ella armó un texto muy cinematográfico y poético".

Del camino que se bifurca

Por Alejandro Cruz  | LA NACION
 
 
Algo de ruido hace, de Romina Paula. Con Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi y Esteban Lamothe. Vestuario: Glenda Lloyd. Espacio: Juliana Iriart y Matías Sendón. Realización: Francisco Sacconi. Luz: Matías Sendón. Sonido: Ignacio Bouquet. Coreografía: Manuel Attwel. Dirección: Romina Paula. Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Los miércoles, a las 21.
Nuestra opinión: muy bueno
En Algo de ruido hace, Nacho y el Colo viven en la casa de su madre, ubicada en la costa atlántica. Podría ser Miramar, pero no lo sabemos. A juzgar por la manera como estos dos hermanos se visten o por la decoración de la casa, podrían haber optado por una onda retro. Pero no. Todo en ellos –la casa misma, sus vestimentas, el empapelado de las paredes o los almohadones del sillón– quedó detenido en los ochenta, como en una pausa.
Estos dos hermanos que rondan los veinte años sostienen un extraño equilibrio, un sutil juego de fuerzas en medio de un lejano y constante ruido de viento. Pero de repente llega ella, la prima, a quien hace largo tiempo que no ven. Nacho y el Colo la esperaban antes, para cuando murió la madre de ellos. Pero ella no pudo, no quiso o no supo despedirse de la tía y acompañar a sus dos primos, con quienes había pasado buena parte su vida.
Así es como llega ahora, cuando nadie la esperaba, y se instala en esa casa detenida en el tiempo, sin avisar porque el teléfono no anda, porque ellos no lo atienden, porque no suena o porque –de andar– quebraría la supuesta quietud de los hermanos.
A partir de su llegada, es el recuerdo y la reconstrucción de un hecho lo que comienza a hacer ruido. Por ahí hubo un beso escondido; más allá hay una anécdota inconclusa, y en todo momento ronda la certeza de que algo ya fue, que terminó más allá de la voluntad y el amor que se sienten estos tres seres que supieron llevarse al mundo por delante.
Pero ya no, ya no será lo mismo. Algo hace ruido.

Ellos, los primos

En manos de Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi y Esteban Lamothe cada uno de los personajes transitan una fina paleta compuesta por mínimos gestos y por palabras de una comicidad subyacente. Todo está contenido en ellos y todo está a punto de estallar. En medio de esas dos fuerzas, los tres intérpretes se mueven con una sutileza y fragilidad atrapante.
El mundo de Romina Paula, directora y dramaturga de este trabajo estrenado anteayer en Espacio Callejón, es sumamente atractivo y de una inteligente economía de recursos. Todo en él –los silencios; los gestos contenidos; la mínima coreografía; este tema pegajoso que canta Robin Williams; un doloroso recuerdo escrito en una libretita; un erotismo siempre latente y hasta el movimiento en el espacio– responde a un equilibrio interno que Romina Paula maneja con enorme talento.
La misma creatividad está puesta en el vestuario de Glenda Lloyd y en la escenografía de Juliana Iziart y Matías Sendón (quienes leyeron muy bien las posibilidades del espacio).

Ellos, los del grupo Primos

Hay que reconocer que estos chicos algo de ruido están haciendo. Pilar Gamboa es la misma que el año pasado actuó y escribió Remitente Lorena, montaje de una delicadeza entrañable. Esteban Lamothe fue uno de los actores de Foz, aquel trabajo de Alejandro Catalán que estuvo tanto tiempo en cartel; y fue uno de los intérpretes de Budín inglés, el espectáculo de Mariana Chaud, que se estrenó el año pasado. Y Esteban Bigliardi acaba de hacer varios montajes en el Centro Cultural Rojas.
Por su parte, Romina Paula trabajó como actriz con los directores Mariano Pensotti, Daniel Veronese y Gonzalo Martínez, y ya escribió y estrenó el espectáculo Si te sigo, muero. Los cuatro formaron el grupo Primos y se largaron al ruedo con Algo de ruido hace, un trabajo que merecería hacer un poco de ruido en medio de la monotonía de la escena alternativa actual. .

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