viernes, 17 de febrero de 2012


Del camino que se bifurca

Por Alejandro Cruz  | LA NACION
 
 
Algo de ruido hace, de Romina Paula. Con Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi y Esteban Lamothe. Vestuario: Glenda Lloyd. Espacio: Juliana Iriart y Matías Sendón. Realización: Francisco Sacconi. Luz: Matías Sendón. Sonido: Ignacio Bouquet. Coreografía: Manuel Attwel. Dirección: Romina Paula. Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Los miércoles, a las 21.
Nuestra opinión: muy bueno
En Algo de ruido hace, Nacho y el Colo viven en la casa de su madre, ubicada en la costa atlántica. Podría ser Miramar, pero no lo sabemos. A juzgar por la manera como estos dos hermanos se visten o por la decoración de la casa, podrían haber optado por una onda retro. Pero no. Todo en ellos –la casa misma, sus vestimentas, el empapelado de las paredes o los almohadones del sillón– quedó detenido en los ochenta, como en una pausa.
Estos dos hermanos que rondan los veinte años sostienen un extraño equilibrio, un sutil juego de fuerzas en medio de un lejano y constante ruido de viento. Pero de repente llega ella, la prima, a quien hace largo tiempo que no ven. Nacho y el Colo la esperaban antes, para cuando murió la madre de ellos. Pero ella no pudo, no quiso o no supo despedirse de la tía y acompañar a sus dos primos, con quienes había pasado buena parte su vida.
Así es como llega ahora, cuando nadie la esperaba, y se instala en esa casa detenida en el tiempo, sin avisar porque el teléfono no anda, porque ellos no lo atienden, porque no suena o porque –de andar– quebraría la supuesta quietud de los hermanos.
A partir de su llegada, es el recuerdo y la reconstrucción de un hecho lo que comienza a hacer ruido. Por ahí hubo un beso escondido; más allá hay una anécdota inconclusa, y en todo momento ronda la certeza de que algo ya fue, que terminó más allá de la voluntad y el amor que se sienten estos tres seres que supieron llevarse al mundo por delante.
Pero ya no, ya no será lo mismo. Algo hace ruido.

Ellos, los primos

En manos de Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi y Esteban Lamothe cada uno de los personajes transitan una fina paleta compuesta por mínimos gestos y por palabras de una comicidad subyacente. Todo está contenido en ellos y todo está a punto de estallar. En medio de esas dos fuerzas, los tres intérpretes se mueven con una sutileza y fragilidad atrapante.
El mundo de Romina Paula, directora y dramaturga de este trabajo estrenado anteayer en Espacio Callejón, es sumamente atractivo y de una inteligente economía de recursos. Todo en él –los silencios; los gestos contenidos; la mínima coreografía; este tema pegajoso que canta Robin Williams; un doloroso recuerdo escrito en una libretita; un erotismo siempre latente y hasta el movimiento en el espacio– responde a un equilibrio interno que Romina Paula maneja con enorme talento.
La misma creatividad está puesta en el vestuario de Glenda Lloyd y en la escenografía de Juliana Iziart y Matías Sendón (quienes leyeron muy bien las posibilidades del espacio).

Ellos, los del grupo Primos

Hay que reconocer que estos chicos algo de ruido están haciendo. Pilar Gamboa es la misma que el año pasado actuó y escribió Remitente Lorena, montaje de una delicadeza entrañable. Esteban Lamothe fue uno de los actores de Foz, aquel trabajo de Alejandro Catalán que estuvo tanto tiempo en cartel; y fue uno de los intérpretes de Budín inglés, el espectáculo de Mariana Chaud, que se estrenó el año pasado. Y Esteban Bigliardi acaba de hacer varios montajes en el Centro Cultural Rojas.
Por su parte, Romina Paula trabajó como actriz con los directores Mariano Pensotti, Daniel Veronese y Gonzalo Martínez, y ya escribió y estrenó el espectáculo Si te sigo, muero. Los cuatro formaron el grupo Primos y se largaron al ruedo con Algo de ruido hace, un trabajo que merecería hacer un poco de ruido en medio de la monotonía de la escena alternativa actual. .

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